Anoche me picó una avispa mutante y de
momento he sobrevivido, sigo esquivando a la muerte. Anoche asesiné
dos avispas mutantes y me siento mal por ello. Este es un ejemplo de
algunas de las tonterías que hacemos por miedo.
Os pongo en antecedentes, 10 de la
noche, tres escaladores en el bosque, un bloque y unas avispas
mutantes. Si lo vemos así queda un poco de nenazas, uuuoooo,
avispas... oohh, que miedo, uhhh, no quieren que les piquen, vaya...
que duros y aguerridos estos escaladores... pueden dejarse la piel en
las rocas pero no pueden soportar la posibilidad de que unas avispas
les piquen, ohhhh, que machotes. Cuando uno de ellos es alérgico a
las picaduras de avispa la cosa cambia un poco, una picadura entonces
ya no es sólo un dolor, es una posibilidad de complicaciones
mayores, ni pizca de gracia.
¿Podíamos habernos ido a otro lado?
¿Era su terreno o el nuestro? ¿Las avispas estaban allí primero, o
llegamos nosotros primero y ellas nos atacaron? ¿Realmente nos
molestábamos? ¿Podíamos haber convivido sin problemas? Creo que
hubiera estado bien poder comunicarnos, en plan: “Estimadas avispas
mutantes, no tenemos nada en contra de ustedes, sólo venimos a estar
aquí un ratito acariciando esta piedra, saltando y tirándonos al
suelo sin más motivo. No vamos a atacarles ni queremos nada de lo
que ustedes poseen o aprecian. Si su casa o lo que sea que valoren se
encuentra por aquí, por favor, muéstrennos dónde y encontraremos
la manera de no molestarnos unos a otros”. Esto suponiendo que se
pudiera razonar con ellas, que fueran seres razonables y no engendros
del mal animadas por la ira, la rabia, ansias de causar dolor y un
alma venenosa, tal y como las considera mi amigo.
Pienso que muchas de las cosas
estúpidas que hacemos por miedo, como matarnos unos a otros, podrían
evitarse si nos comunicáramos correctamente y nos focalizáramos en
encontrar el bien común. Me imagino los primeros asesinatos absurdos
entre humanos u homínidos, ya sabéis, plan: “Uh, tu piedra mola,
la quiero, palo, cabeza, tú muerto, piedra mola mía”. Eso por
gusto, porque también se habrían dado por hambre “uh, tú tener
comida, yo hambre, palo, piedra, cabeza, tú muerto, yo comida... uh,
más hambre, tú muerto, tú comida...”. ¿Y si en vez de eso,
hubiéramos contemplado la opción del diálogo y la cooperación? En
plan, “Tu piedra mola”, “Sí, haber más, ven, te enseño”, o
“Yo hambre, tú comida”, “Claro, ven, más comida aquí,
conseguir comida así”.
Esto me recuerda también lo de: dale a
un hombre un pez y tendrá comida un día, dale a un pez un hombre y
el pez tendrá comida unos seis meses... todo son maneras de
verlo. Podemos verlo a la española también, dale a un hombre un pez
y tendrá comida un día, dale a un hombre una caña y te pedirá una
tapa, typical spanish way of life. Volviendo a los temas
serios, podemos hacer mejor las cosas, podemos colaborar, en vez de
matarnos unos a otros. Podemos hacer las cosas mejor, de modo que
todo estemos satisfechos, no unos muertos y luego los otros se
sientan mal, o no, pero sigan teniendo hambre. Creo que se dice por ahí
que la tierra tiene suficientes recursos para las necesidades de
todos, pero insuficientes para la avaricia de unos pocos, una pena,
¿no? Pudiendo vivir todos tan a gusto, que estemos haciendo tonterías
por miedo a que nos falte lo nuestro, a no tener lo que creemos que
necesitamos, a no tener suficiente, o no tener todo lo que queremos.
Creo que lo de tener todo lo que
queremos... pues no siempre es imposible, hay veces que sí es
posible, es más, suele ser más posible si ayudas a los demás a que
también consigan lo que quieren, ¿os suena esto de algo? Se llaman
sobornos. En serio, es el principio del soborno, yo quiero
esto, tú me ayudas y te llevas esto que tú quieres. El problema del
soborno es que suele ser ilegal, asociado a tramas un tanto oscuras y
de intereses poco sanos. Me gusta más el concepto de beneficios
colaterales, creo que ya conocemos todos el concepto de daños
colaterales, no es que matemos civiles en esta guerra, son daños
colaterales, no es asesinato de inocentes, no, es otra cosa que suena
menos mal. El concepto de inocentes y culpables en una guerra es un
tema demasiado extenso, lo dejaremos para otra ocasión.
Vamos a centrarnos en los beneficios
colaterales, ¿qué gana el mundo y los demás si nosotros
conseguimos lo que queremos? Me parece una pregunta muy interesante,
llevando a la práctica el concepto Triple Win, gano yo, ganas tú, gana el mundo. Si consigues encontrar beneficios colaterales en tus
objetivos creo que contarás con el apoyo y la ayuda de los demás,
al fin y al cabo, a todos nos gusta ganar, o no? ¿Hay un modo en el
cuál conseguir lo que nosotros queremos beneficie a los demás?
¿Seguro que conseguir lo que yo quiero implica que alguien tenga que
perder algo? Creo que podríamos hacernos esas preguntas y hacer las
cosas mejor.
El caso es que en muchos motivos,
justificaciones o explicaciones, hay intereses ocultos que no
reconocemos. Molaría aprender a ser sinceros con unos mismos y con
los demás. Realmente no te importa tanto la seguridad de esas
personas, sino la cantidad de armas que tienes en tus almacenes sin
usar y las fábricas de armas paradas por un descenso en la demanda
de mercado. No son derechos humanos, hay que revitalizar el mercado,
que estamos perdiendo dinero. ¿Dije perder dinero? Bueno, realmente
estamos dejando de ganar tanto dinero como antes... y a nadie le
gusta perder, ¿no?
Bueno, y todo esto por matar dos
avispas... menudas tonterías hacemos por miedo, miedo al dolor, o
miedo al dolor y muerte de los seres queridos. Si pudiéramos
comunicarnos y entendernos... si pudiéramos jugar todos en el mismo
equipo... Creo que sí se puede, podemos ganar todos, dejemos de jugar
a este juego en el que unos ganan y otros pierden, en la medida que
podamos, cada uno en la medida de nuestro alcance. El mundo se cambia
con los grandes y pequeños gestos, los detalles cambian el mundo,
nuestros actos se convierten en nuestros hábitos, y estos construyen
nuestro destino. A disfrutar la vida! :)
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