domingo, 20 de septiembre de 2020

¿Quién decide en tu vida?

Quizás hayas respondido:

“Está claro que yo, ¡qué pregunta más tonta!

¿Quién va a decidir si no?”.


Veamos si es así, veamos esta historia:



Empieza el 14 de Marzo de 2020, en Madrid, España.


Ese día el gobierno declara el estado de alarma y con ello limita los desplazamientos y nos confina en nuestras casas o donde estuviéramos en ese momento.


Van a ser sólo dos semanas.


Sólo


dos


semanas.


Y es por un motivo de fuerza mayor, un motivo de salud pública. 


Lo hacen por ti, por mí, por todos.


No es que quieran, es que no queda otra opción.


A medida que pasan los días algunos sospechamos que no van a ser sólo dos semanas, las medidas que se toman no parecen dar los resultados esperados y el problema de salud pública no mejora, sino que sigue empeorando.


Noticia: se alarga otras dos semanas.


¿Sorpresa? Dos semanas más.


¿Y estas ya serán las últimas de verdad?




Bueno, si has vivido en este planeta los últimos meses ya sabes de qué historia te hablo.


De repente (bueno, se podía ver venir) un día resulta que limitan los desplazamientos y deciden (otros, tú no) cuáles son los trabajos esenciales: cuales se pueden seguir haciendo y cuales no.


Pues muy bien, muy bien si tienes la suerte de no necesitar trabajar para ganar dinero, para mantener el estilo de vida que llevas o simplemente poder pagar tu comida.


No vengo a contarte nada nuevo, habrá quien lo haya pasado mejor y peor, de eso puede que estés más al tanto que yo.


Lo que vengo a contarte, o más bien preguntarte, es:


¿Qué vas a hacer al respecto ahora?


¿Lo estás viendo venir?


¿Te estás preparando?


¿Qué vas a hacer esta vez?


¿Y ésta? ¿Será la última vez que alguien decida por ti?


En la primera ocasión, después de 20 días arreglando la casa, pasando tiempo de ocio con mi pareja y acabando todas las series de Netflix que me llamaran la atención vi que esperar a que la situación acabase por sí sola no era un gran plan.


Yo trabajo con docentes y vimos que los centros escolares no iban a volver a abrir y que las necesidades de la población estaban cambiando. No podía esperar a volver a una normalidad que podía tardar meses o incluso un año completo en recuperarse.


Me puse en marcha.


Una vez leí: “Cuando no entiendas qué está pasando mira hacia dónde va el dinero”.


Y eso hice.


Quizás estás harto o harta de oír que en internet te puedes hacer millonario de la noche a la mañana, y aún te queda una pizca de incredulidad o de sentido común y sospechas, que aunque puede que en raras ocasiones eso suceda, el hecho de que te pase a ti sea poco probable.


Bien, no vengo a contarte eso, vengo a contarte que internet no es mas que otro campo de trabajo donde desarrollarnos.


Tiene sus particularidades, cosas que pueden jugar a nuestro favor si quieres ser tú quien tome la mayor parte de las decisiones importantes de tu vida.


Por ejemplo: internet nunca cierra.


Con lo cual, mientras tengas conexión a internet podrás seguir realizando tu trabajo y formándote.


Sé que esto no es la solución de todos los males, pero si estás leyendo esto aún eres una persona privilegiada que tiene acceso a internet y tiempo libre para poder leer y aprender. Igual es buen momento para probar a hacer algo diferente, ya que lo que conocíamos hasta ahora parece que tiene su permanencia amenazada.


Después de investigar sobre varias profesiones digitales la que resonó conmigo es la profesión de copywriter.


¿Qué es eso de copywriter?


En este enlace te lo explican bastante bien:


https://bit.ly/QueEsEsoQueHacesDani


Si después de investigar por ahí aún tienes dudas puedes preguntarme y te responderé encantado.


Si nada de esto te resuena no te preocupes, hay muchos caminos y etapas en la vida, quizás no es el tuyo, quizás no es tu momento.


Yo estoy probando a ver si forma parte de una etapa de mi vida. Os seguiré contando mi experiencia.


Pase lo que pase mantente crítico, investiga, piensa y experimenta por ti mismo!

lunes, 18 de abril de 2016

Desarrollo personal con juegos de mesa

Nuestra calidad de vida depende de la calidad de nuestros pensamientos, y nuestra percepción y disfrute de la vida depende de nuestras creencias. Tanto nuestros pensamientos como nuestras creencias se deben en parte a nuestra educación, la cultura y sociedad en la que vivimos, nuestras vivencias pasadas y nuestras reflexiones sobre las mismas; esto quiere decir que se pueden cambiar y mejorar, que no son fijas e inmutables.

Podemos mejorar nuestra calidad de vida, nuestra percepción y disfrute de la misma cambiando y mejorando nuestros pensamientos y nuestras creencias. Que sea posible no significa que sea fácil, rápido o sencillo; como la mayoría de las cosas, requiere dedicación y tiempo hasta que se adaptan e instauran los cambios.


¿Cómo conseguirlo? ¿Qué hacer y cómo dedicar el tiempo necesario para ello? También como la mayoría de las cosas, es más fácil dedicar tiempo a algo que nos gusta y nos agrada antes que a cosas que nos aburren o desagradan. Por ello, nuestra propuesta es lograr estos cambios a través de actividades agradables y emocionantes, como por ejemplo en este caso, los juegos de mesa.

Los juegos, de todo tipo, son una de las primeras y principales maneras de aprendizaje en el ser humano y otros tantos animales. Los juegos nos permiten aprender experiencialmente, esto es por propia vivencia, no por oídas. Nos permiten experimentar en nuestra piel y por nosotros mismos, probar, acertar y errar sin miedo a una condena o reproche social, todos podemos equivocarnos jugando y no pasa nada grave, es sólo un juego. Las diferentes inteligencias y el desarrollo alcanzado en cada persona dependerá de la experiencia que haya tenido en cada campo, cuanta más experiencia y práctica en un determinado campo más maestría y soltura tendremos.



Por mucho que nos hayan informado o contado las cosas mil veces, nada es comparable a la propia experiencia. Es por ello que las diferentes recreaciones que vivimos en los juegos nos aportan mucho más que la simple lectura o escucha de casos y desarrollos. Los juegos son una poderosa herramienta educativa y un genial sistema para generar compromiso, pues ofrecen: un sistema de recompensas y reconocimiento, realimentación rápida, metas y reglas de juego claras, un entorno o una historia que confiere sentido a actividades repetitivas o aburridas y desafíos alcanzables, desglosados en pasos manejables. Estas características nos permiten dedicar con agrado e interés el tiempo necesario para generar ese cambio y mejora mental que queremos alcanzar.

Hay mucho que podemos aprender y obtener mediante la práctica consciente de juegos de mesa. Quizás uno de los aprendizajes más simples, tempranos y potentes sea: ¿Cuál es el objetivo del juego? Es una de las primeras respuestas que hay que comprender al empezar a jugar a cualquier juego, es lo que va a dar sentido a todo lo demás, el conjunto de reglas, acciones posibles y estrategias a adquirir. Algo tan obvio y claro en un juego de mesa, puede no estar tan claro en la mayoría de las vidas, ¿cuál es el objetivo de mi vida?Según sea la respuesta, así adoptaremos unas acciones u otras en función de la estrategia escogida para alcanzar ese objetivo.

¿Quieres aprender más? Pronto anunciaremos los talleres prácticos de juegos de mesa y desarrollo personal, para que esto no quede en palabras, sino en experiencia.

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A disfrutar la Vida!! ;)

martes, 30 de junio de 2015

Vivir para contarlo

Vuelvo a incidir sobre esta especie de gusto que no pasa de moda: vivir para contarlo. No entraré esta vez en el hecho de hacer fotos a todo, ya lo comenté mis reflexiones sobre ello en la entrada titulada consumiendo la vida. Esta vez quiero tratar una sutil diferencia, una diferencia que puede resumirse en tiempos verbales: VIVIR ¿en gerundio o participio?


Ya aviso que vuelve a ser una reflexión absurda como tantas otras y que la gracia no está en leerlo o pensarlo sino en vivirlo. Se ha desatado con esta sencilla frase: “El mundo no está hecho, se está haciendo, y tú con él”. La he encontrado en el libro “El camino de los sabios” de Walter Riso, en él trata de exponer aquellas ideas de los principales filósofos clásicos, que él considera más útiles actualmente para aumentar nuestra calidad de vida y nuestro crecimiento personal. Me están gustando varias ideas y de momento sólo llevo 50 páginas.

Mi pregunta o reflexión es muy sencilla, ¿qué tiempo verbal prima en nuestra vida? ¿Somos de participios? ¿De hechos finalizados y pasados? ¿Vivimos acumulando cosas y experiencias en tiempo pasado y terminado? Creo que en ocasiones vivimos cosas que saboreamos o disfrutamos más o menos poco por llegar a alcanzar el título, por superar la etapa y poder almacenar el galardón. Por ejemplo: soy licenciado, parece que es lo que tiene mérito, que te estés licenciando se asocia a esfuerzo, a incompleto y en ocasiones le restamos valor. Parece que lo que vale es lo que has acabado, no aquello que estés haciendo ahora. Parece que adquirir experiencia en un campo no es algo de lo que enorgullecerse hasta que no llegue el momento en el que puedas ostentar el título.


Cómo ya reflexioné en otra ocasión, pasamos más tiempo en los caminos que en las metas, no nos paramos a vivir en las metas, sino que vivimos en los caminos. Así visto considero que es más sensato poder disfrutar de los caminos que de las metas, puesto que estas no son donde mayor tiempo de vida pasamos. Buscando un ejemplo creo que es como elegir un gran hotel para un par de noches y vivir en resto del año durmiendo en pensiones. Si bien ciertas metas son soportes que nos permiten acceder a nuevos caminos y creo que por eso perseguimos alcanzar esas metas, porque nos abren puertas a nuevos caminos que queremos recorrer, o eso creemos desde aquí.

Esto sería vivir en participios, esperar a completar procesos para poder disfrutarlos o contabilizarlos. Existe otra opción que es probar los gerundios: viviendo, aprendiendo, haciendo, descubriendo, construyendo, creando, experimentando. Vivir procesos en desarrollo en vez de procesos finalizados o títulos. Y la vida creo que mayoritariamente es gerundio, es como la frase que dice el movimiento se demuestra andando, la vida se demuestra viviendo; la vida es un proceso que se experimenta, no es un estado. Podemos filosofar sobre ello todo lo que queramos por el simple placer de hacerlo o procurando mejorar mediante el conocimiento la experiencia de la vida.


Aunque solemos decir que “algo está vivo”, visto así no sería lo más correcto, lo más adecuando es decir que algo vive o esta viviendo. Vivir no puede ser un título ni un estado que se alcanza, vivir es un proceso. Muerto es un estado, la muerte es estable, se alcanza y se mantiene, la vida es inestable, la vida es equilibrio, es dinámica y cambia constantemente, lo que no cambia está muerto, vivir es un proceso, vivir se experimenta en gerundio.

Simplemente una reflexión que sirva como recuerdo sobre estas pequeñas diferencias, algo que quizás nos permita disfrutar más la vida durante los procesos sin tener que esperar, aspirar y únicamente valorar el proceso terminado, el estado y título adquirido. No pensemos en nosotros sólo como nuestros estados terminados y estables, sino como procesos, como desarrollos, como movimientos, crecimientos y avances, somos organismos vivos, estamos viviendo, respirando, creciendo, cambiando. Aunque hayamos alcanzado algunos títulos no nos limitemos sólo a ellos, ampliemos nuestra consideración a todo el abanico de procesos dinámicos en los que estamos inmersos y que estamos experimentando constantemente. No somos procesos terminados, somos procesos en constante desarrollo y mejora, disfrutemos nuestros procesos y caminos!



Quizás ha sido una reflexión un poco enrevesada, espero que hayas podido servirte de algo, no te preocupes si no es así, quizás dentro de un tiempo estas palabras tengan algún sentido para ti. En caso de duda, disfruta lo que puedas :)