domingo, 1 de septiembre de 2013

Cultivando Amor

Hace tiempo Alex Rovira compartía en su blog un escrito titulado: Lo mejor siempre se presenta amablemente. Y habla sobre la imposibilidad de ciertas cosas mediante la obligación. Curiosamente su blog relaciona este escrito con otra entrada suya sobre amor y paciencia. Esa entrada ya tiene algo más de tiempo, mas creo que las buenas ideas son perennes, no tienen dueño y se presentan y comparten de diferentes formas.

En una entrada anterior he reflexionado sobre el amor y su parecido con un fuego, que cuidar, que alimentar, que prender... Bueno, no sé si estoy o estaba equivocado, ahora me parece que quizá el símil más acertado para el fuego sea la pasión. Ahora me parece que pasión y calor tienen mucho más que ver, ciertamente está muy relacionado con el amor, pero creo que hay un símil más acertado para el amor. Con todo símil, hipótesis y teoría, buscamos acercarnos a la realidad y ayudarnos a comprenderla mejor. La realidad siempre va a ser mucho mayor y más rico que todo cuanto podamos intentar explicar, el mapa no es el terreno, es una representación aproximada, más o menos acertada.

Me parece algo más acertado asimilar el amor a la vida.

Y punto, y ya está todo dicho.

Jajajajaja, nah, ahora me explayo un poco más, me dejo perderme por las líneas de pensamiento que me han llevado a esta opinión. Sí, si en el otro escrito hablaba de una chispa que prende ese fuego del amor, ahora pienso en el amor como la vida latente en una semilla, que como toda semilla está destinada a convertirse en algo más grande. Creo que el fuego y la pasión tienen más que ver, chispas que encienden pasión, pasión descontrolada que abrasa, pasión controlada que calienta por horas... Creo que el amor se parece más a la vida, que se alimenta y nutre de varias cosas. El amor se me parece un poco más a esa semilla.


Semillas que como árboles o flores vamos arrojando por el mundo sin ser conscientes a veces. Semillas sin más, semillas con adornos que las hacen más apreciadas, semillas dentro de agradables frutos. Bueno, aquí como semi-biólogo podría hacer una exposición sobre las semillas y sus diferentes tipos y modos de propagación y germinación, me pareció un tema fascinante por muchos aspectos. El fruto está hecho para ser comido, para hacer atractiva la semilla a los animales que al comer sus frutos dispersen las semillas y así estas puedan germinar lejos de su origen. Interesante este tema, el estudio de las semillas.

Hace bastante tiempo, al inicio de mi formación como coacher y/o entrenador personal leí un libro que me gustó bastante, “El jardinero en la empresa”. Creo que refleja bastante bien la idea de que el coaching puede servir para hacer mejores trabajadores y directivos, y también mejores personas en todos los ámbitos. Esa es la parte que me interesa a mí, luego que cada uno aplique su mejor persona al campo que le interesa. Entonces descubrí la belleza del trabajo de jardinero, como cuidar, desarrollar y alimentar la vida, como acompañar a la vida en su desarrollo, como cuidar la vida.


¿Como cultivar, alimentar y cuidar el amor? Pues como si fuera una planta, una semilla, una persona, es lo mismo. Es vida, es vida entre dos personas, o más, vete tú a saber. La vida no se puede forzar, por mucho que nos empeñemos, las plantas tampoco. Dan frutos cuando es el momento, no por tirar de las hojas van a crecer más rápido, no por tirar de las raíces éstas se van a desplegar antes. Las plantas, así como el amor, tienen su ritmo, su tiempo, y nosotros nuestra paciencia. Nuestra paciencia no entendida como esperar sin más, sino como saber mantener el ánimo mientras esperamos. Y no es todo cuestión de sentarse a esperar que tu planta dé sus frutos y crezca grande y abundante, hay cosas por hacer, cada día.

Me gusta ver a las personas cuidando con mimo sus plantas. A mi me gustan más los árboles, más fuertes e independientes, casi no necesitan cuidados, basta con no dañarles, ellos se bastan y sirven solos para mantenerse con vida en condiciones normales. Sí, pero una vez fueron una pequeña planta y entonces los cuidados o las condiciones de ese tiempo marcaron la diferencia para el resto del desarrollo. Incluso podemos vernos a nosotros mismos como semillas a cuidar y desarrollar...


Sin darnos cuenta plantamos semillas de amor en las personas que interactúan con nosotros. Es el cuidado y atención que prestamos a esas semillas, lo que marca la diferencia en el tipo de relación al que luego den lugar estas semillas. Como en toda planta, la semilla importa, la tierra donde se sembró también, y los cuidados que se tuvieron pueden marcar la diferencia. Hay semillas tan fuertes que crecen contra viento y marea en las condiciones más duras. Semillas regulares que gracias a un buen terreno crecen en hermosas plantas. Semillas y terrenos tan débiles que al menor descuido peligran la vida de la planta.

¿Qué es lo que queremos? ¿Y cómo vamos a conseguirlo? ¿Somos un buen terreno? ¿Buenos propagadores de semillas? ¿Jardineros excelentes? Cada cual puede jugar con lo que tenga, hay trabajo para hacer cada día, en nosotros mismos, en nuestras habilidades, con las semillas que hemos plantado en los demás...

A disfrutar! jardiner@s de la vida!! :)


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