Hace tiempo leía algo así como “El
amor no consiste en encontrar a una persona perfecta, sino en ver
perfectamente a una persona imperfecta” Interesante, imagino
que habrá mil maneras de entenderlo y vivirlo, y con el paso del
tiempo descubriremos nuevos significados a la frase. El amor y
nuestra relación con ello es otra de mis grandes pasiones. Creo es
que es parte fundamental de la vida, en la vida tenemos aquello
para lo que estamos diseñados, vivir, y luego nuestra manera de
hacerlo, disfrutar. Puede ser sencillo, Vive y Disfruta, Respira
y Sonríe. Hay un dicho que le atribuyen a Confucio que dice así
“¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?
Compro arroz para vivir y flores para
tener algo por lo que vivir” la idea es la de siempre, que a
veces tenemos lo necesario para vivir pero pocas ganas o ilusiones
por hacerlo.
El amor, bueno, es algo para lo que
estamos diseñados, somos seres humanos, y como tal pertenecemos a
una especie con dos sexos que requiere de la colaboración de ambos
para perpetuarse. Vale, habrá quien piense que no es necesario el
amor para perpetuar la especie, basta con un encuentro casual y fugaz
entre los dos sexos. Ya, pero al igual que se nos dio el placer que
podemos experimentar en esos encuentros, también tenemos la
capacidad de disfrutar de mantener una relación más consistente y
duradera con otra persona. El amor, en una de sus facetas, el amor
maternal, sí que es necesario para perpetuar la especie, porque sino
los frutos de esos posiblemente placenteros encuentros bien poco iban
a permanecer con vida.
Bien, dando por asumido por esta vez, que el amor es algo que tenemos más o menos de serie, ahora viene la parte personal, cómo lo vivimos, si lo disfrutamos o lo sufrimos... Hoy os comparto unas reflexiones sobre una práctica algo común en varias de las personas que conozco, y en mi propia persona. El idealismo. (leer con tono “el milenariiiiismo va a llegar” si queréis, y esas risas que os echáis, jajajaja). Bien, ¿Qué es esto del idealismo?? Pues cuando te enamoras de una persona, o no, y te dedicas a idealizarla. La subes a un pedestal, la vistes con las mejores galas, y ahí la dejas, para poder adorarla cada vez que se te venga a la mente.
Bien, esto esta genial, fantástico y maravilloso, sí, todos somos ideales y magníficos. Ya, pero el caso es que cada uno tenemos nuestra definición de ideal, y sino tiempo al tiempo y lo iremos descubriendo. Quizá hay una definición social de persona ideal, y luego está la que heredamos cultural o familiarmente y también la que nosotros nos construimos y aceptamos. Esta persona bien puede adaptarse perfectamente a algunas de esas ideas o definiciones de ideal, o bien no, y entonces es como si las ropas que le hemos puesto, esas vestimentas ideales, ocultasen su verdadera persona. Y por un tiempo, más corto o más largo, pueden hacerlo, esa imagen que nosotros le hemos superpuesto e impuesto a esa persona tapan lo que esa persona realmente es. Por un tiempo, porque si esas ropas no están hechas a su medida y características, llegará un tiempo que su verdadera persona empezará a liberarse de esa imagen que le hemos superpuesto, saltarán las costuras de las ropas, o simplemente se caerán.
Bien, dando por asumido por esta vez, que el amor es algo que tenemos más o menos de serie, ahora viene la parte personal, cómo lo vivimos, si lo disfrutamos o lo sufrimos... Hoy os comparto unas reflexiones sobre una práctica algo común en varias de las personas que conozco, y en mi propia persona. El idealismo. (leer con tono “el milenariiiiismo va a llegar” si queréis, y esas risas que os echáis, jajajaja). Bien, ¿Qué es esto del idealismo?? Pues cuando te enamoras de una persona, o no, y te dedicas a idealizarla. La subes a un pedestal, la vistes con las mejores galas, y ahí la dejas, para poder adorarla cada vez que se te venga a la mente.
Bien, esto esta genial, fantástico y maravilloso, sí, todos somos ideales y magníficos. Ya, pero el caso es que cada uno tenemos nuestra definición de ideal, y sino tiempo al tiempo y lo iremos descubriendo. Quizá hay una definición social de persona ideal, y luego está la que heredamos cultural o familiarmente y también la que nosotros nos construimos y aceptamos. Esta persona bien puede adaptarse perfectamente a algunas de esas ideas o definiciones de ideal, o bien no, y entonces es como si las ropas que le hemos puesto, esas vestimentas ideales, ocultasen su verdadera persona. Y por un tiempo, más corto o más largo, pueden hacerlo, esa imagen que nosotros le hemos superpuesto e impuesto a esa persona tapan lo que esa persona realmente es. Por un tiempo, porque si esas ropas no están hechas a su medida y características, llegará un tiempo que su verdadera persona empezará a liberarse de esa imagen que le hemos superpuesto, saltarán las costuras de las ropas, o simplemente se caerán.
Uhm, aquí viene una parte curiosa, y
ahora qué? Esa persona que creíamos ideal no encaja en nuestra
vestimenta de ideal... qué hago ahora?? Hablando mal y pronto,
podemos hacer como dice una amiga, “Pues verla como es realmente,
hermoso!! que eres un melón!!”, correcto, eso es lo mejor que
podemos hacer, dejar nuestras vestimentas a un lado, y ver a las
personas como son, sin imágenes superpuestas, sin colocarles encima
nuestros sueños, nuestras expectativas, nuestros ideales. Todas las
personas son magníficas, ideales, perfectas y maravillosas, en su
propia y única manera. Aprender y tener la oportunidad de descubrir
a una persona como realmente es, más allá de ropajes, imágenes,
roles, personajes y apariencias, es una experiencia bastante
interesante. No sé cuándo se puede dar por concluida esta
experiencia, porque somos cambiantes, con lo cual nunca terminas de
conocer realmente a nadie...
Quizá cuando superemos esta tendencia a idealizar, a ver como perfectas a las personas, y podamos verlas como son realmente, imperfectas, maravillosas y magníficas en su imperfección, entonces quizá estemos algo más cerca de un amor más sano. Porque sí, amores hay, correcto, pero ¿los disfrutas o los sufres? ¿Cómo es tu relación con el amor? ¿Nos gustaría mejorarla? Pues no te va a faltar nunca para aprender! :)
A veces no llegamos al extremo de idealizar y nos quedamos en un paso parecido y también bastante interesante, etiquetar. Etiquetar es súper útil para organizar tu vida, para ordenar las cosas por cajones y compartimentos, y de manera más o menos consciente, de manera más o menos deliberada hacemos algo parecido con las personas. Etiquetamos a las personas con las que nos relacionamos y de esta manera las vamos colocando en diferentes apartados de nuestra vida, esto nos da una agradable sensación de control y orden en nuestra vida. Está bien, sí, nos simplifica la vida, pero al colocar a una persona bajo una etiqueta nos perdemos de nuevo su verdadera persona. Y puede pasar en cualquier tipo de relación y con cualquier tipo de etiqueta. Este amigo es un cachondo y un fiestero, etiqueta al canto, y con él no hablarás de temas profundos, de deporte o de política porque según la etiqueta que le has puesto y el apartado que ocupa en tu vida no le corresponden esos temas, sino la fiesta y el cachondeo. Y por ordenar nuestra vida quizá le restamos riqueza y nos perdemos mucho de otras personas. Porque igual que no todos encajan en los ropajes ideales, igual no todos se encuentran a gusto con las etiquetas que les ponemos...
Quizá cuando superemos esta tendencia a idealizar, a ver como perfectas a las personas, y podamos verlas como son realmente, imperfectas, maravillosas y magníficas en su imperfección, entonces quizá estemos algo más cerca de un amor más sano. Porque sí, amores hay, correcto, pero ¿los disfrutas o los sufres? ¿Cómo es tu relación con el amor? ¿Nos gustaría mejorarla? Pues no te va a faltar nunca para aprender! :)
A veces no llegamos al extremo de idealizar y nos quedamos en un paso parecido y también bastante interesante, etiquetar. Etiquetar es súper útil para organizar tu vida, para ordenar las cosas por cajones y compartimentos, y de manera más o menos consciente, de manera más o menos deliberada hacemos algo parecido con las personas. Etiquetamos a las personas con las que nos relacionamos y de esta manera las vamos colocando en diferentes apartados de nuestra vida, esto nos da una agradable sensación de control y orden en nuestra vida. Está bien, sí, nos simplifica la vida, pero al colocar a una persona bajo una etiqueta nos perdemos de nuevo su verdadera persona. Y puede pasar en cualquier tipo de relación y con cualquier tipo de etiqueta. Este amigo es un cachondo y un fiestero, etiqueta al canto, y con él no hablarás de temas profundos, de deporte o de política porque según la etiqueta que le has puesto y el apartado que ocupa en tu vida no le corresponden esos temas, sino la fiesta y el cachondeo. Y por ordenar nuestra vida quizá le restamos riqueza y nos perdemos mucho de otras personas. Porque igual que no todos encajan en los ropajes ideales, igual no todos se encuentran a gusto con las etiquetas que les ponemos...
Y esto no solo vale para el amor y la
relación con los demás, que todo empieza en uno mismo... ¿qué
ropajes nos hemos impuesto a nosotros mismos? ¿Qué imagen nos hemos
superpuesto? ¿Bajo qué etiquetas nos hemos catalogado? ¿Cómo
somos realmente? ¿Somos capaces de amarnos como realmente somos? ¿Ya
nos conocemos realmente? Pues no nos queda camino por delante casi, a
disfrutar de recorrerlo!! :)
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