Subject: SOMOS LO QUE NOS CREEMOS 4
Date: Wed, 10 Dec 2008 17:04:05 +0100
Date: Wed, 10 Dec 2008 17:04:05 +0100
Muy buenas a todos!!
Esta vez pensaba daros descanso
por aquello de que el lunes caía en fiesta, que yo he estado de vacaciones y en
parte porque me siento un poco abrumado de la cantidad de respuestas que estoy
recibiendo, no sé quizá resulte algo grande de esto, cuando yo pensaba sólo en
provocaros alguna sonrisa y animaros un poco... se están despertando muchos
filósofos interiores. El que quiera compartir sus reflexiones con alguien más
que conmigo sólo, por favor que las cuelgue en mi espacio y así será una
experiencia más enriquecedora para todos.
No puedo hacer un comentario de
cada respuesta que recibo pq sino esto se eterniza, generalmente todas me
parecen muy acertadas, y sino, como poco me parecen una opinión más que nutre a
la biodiversidad y su belleza. Creo que aquellas opiniones con las que estamos
claramente en desacuerdo nos son tremendamente útiles, pues nos permiten
replantearnos nuestra opinión y desarrollarla de un modo diferente a fin de
compartirla o transmitirla de un modo que llegue a más personas o sea más
comprensible.
Conocí a una persona a la que
aprecio mucho y con la que comparto cantidad de opiniones y valores y
curiosamente nuestras conversaciones me resultaban casi frustrantes pues eran
cortas y escuetas, en todo estábamos de acuerdo y todo lo que uno decía
perfectamente podría haberlo dicho el otro. No había diálogo, “y que te parece
tal idea...” “ah! sí, buenísima” “y esta otra?” “muy buena, de hecho me condujo
a esta otra” “si!, a mi tbn!” “que curioso” “ajá” “pues bien” “pues si”
“estamos de acuerdo en todo, no?” Para mí resultaba extraño haber encontrado a
alguien con quien compartía tantas cosas y con quien no pudiera hablar de nada,
pensábamos igual y no tenía sentido ponerlo en palabras. Al conocer lo mismo
nos perdíamos el enriquecimiento mutuo de compartir los diferentes
conocimientos. Me chocó mucho, y por suerte recaí de nuevo en la idea del
contraste para poder ver las cosas, si contrastamos dos cosas iguales o no
vemos ninguna o vemos sólo una de ellas contra el fondo, sin embrago si dos
cosas son diferentes podremos definirlas al contrastarlas entre sí.
En fin, no quiero perderme en
discurso lógico. Una de las respuestas que he recibido me ha impactado por la
cantidad de “tengo que” “es así” “tiene que ser” que había. Y me ha llevado
hacía una idea que compartimos hace tiempo Javitoilado, Judoka y yo, no sé si a
raíz de la filosofía de Guerreros de la roca (Entrenamiento mental para
escaladores, de Arno Illgner) creo que en su momento la resumí en la belleza
y libertad de elegir. Esta idea volvió a mí hace poco, cierta persona me
regaló el siguiente texto:
“-El detective
maravilloso entra en la habitación y sorprende al gánster aún con la pistola en
la mano. A su lado se encuentra el cadáver de su mejor amigo. El detective le
coloca las esposas con poca o ninguna resistencia del asesino, quien con la
cara desencajada y mirada perdida, es conducido dócilmente al coche policial
mientras repite ¡Tuve que hacerlo! ¡Sabía demasiado!-
¿Tuvo que hacerlo? ¿Quién le
obligó? Exactamente lo mismo hacemos a diario cuando hablamos de lo que tenemos
que hacer, tengo que implica obligación, imposición, deber. Cuando
me encuentro creyendo que tengo que hacer o decir algo, replanteo la
idea de cómo elijo y decido. Esto me ayuda a sentirme plenamente responsable de
mis actos. Y entonces, lo que hago, aunque no sea lo que más me gusta, puede
ser agradable. No hay agrado desde el tengo que.
No siempre elijo hacer lo que más
quiero. A veces renuncio a lo que más me gustaría conseguir por hacer otra
cosa, conservar el trabajo por ejemplo. De todos modos, en el elijo o decido
me estoy haciendo responsable.
SOY DUEÑO DE MÍ, SOY PLENAMENTE
YO.
Intenta construir seis oraciones
que comiencen por “Tengo que...” sin pensar demasiado...
Tengo que
Tengo que
Tengo que
Tengo que
Tengo que
Tengo que
Ahora reemplaza en esas mismas
frases el tengo que por elijo, decido y quiero...
Elijo, decido y quiero
Elijo, decido y quiero
Elijo, decido y quiero
Elijo, decido y quiero
Elijo, decido y quiero
Elijo, decido y quiero
Pruébate estas frases nuevas,
como si fueran una camisa, para ver cómo te sientan...
Quizá te parezca que algunas no
encajan, pero date tiempo. Tenlas presentes y antes o después comprobarás que
ésta es la realidad.
No hay muchos “tengo que”
reales en nuestra vida: comer, dormir, beber, respirar... ¿Cuántos más?”
No sé si todo el texto pertenece
a Cartas para Claudia de Jorge Bucay.
Y bueno, como ya comenté en su
momento... sin agobios, con la calma y sin extremismos. Me chocan mucho las
sentencias “Esto es así”, me gustan más y me parecen menos erróneas las frases
“esto puede ser así, esto parece que es así, de momento esto es así, esto es
así mientras nadie diga lo contrario...” Así que incluso esta idea tan
liberadora incluye un “comprobarás que ésta es la realidad”, yo critico y me
cuestiono esta parte.
Hace no mucho tiempo la Tierra
era plana, era un hecho, un inamovible, una verdad como un templo... ¿qué
será la nueva verdad de mañana? No sé donde leí algo así como “La
realidad no es más que una ficción que ha tenido éxito” o una de las muchas
posibilidades que ha conseguido convencer a mayor número de personas, pero no a
todas, yo creo que nada es absoluto. Y esto nos devuelve a nuestra idea
original, SOMOS LO QUE NOS CREEMOS, en nosotros está la responsabilidad de
vivir una realidad comúnmente aceptada o crear la nuestra propia. Seamos
críticos, con todo, nada es absoluto y siempre quedará un rincón para el
renunciante o el diferente.
Que cada cual encienda las luces
que necesite en su camino y disfrute de recorrerlo.
Besos y abrazos!
Dani
Material adicional
La biología de la creencia.
Bruce H. Lipton. Buenísimo, altamente recomendado para biólogos celulares.
Memento. Peli muy
rallante, cuidado.
Yo soy el verdaderamente
importante Cuentecillo adjunto, jejeje.
YO SOY EL VERDADERAMENTE
IMPORTANTE
Ese curioso y contradictorio personaje llamado Nasrudín
visitó en una ocasión la India. Acostumbraba a visitar los lugares sagrados, y
un atardecer varios de los devotos comenzaron a charlar con él y le preguntaron
por su mujer.
-Se ha quedado en casa –repuso Nasrudín- He venido sin ella a
la India, a visitar los lugares más sagrados.
-¿Qué hace ella? –le preguntaron.
-Cosas sin importancia. –repuso el peregrino- Ella se encarga
de hacer las tareas del hogar; cuida a los hijos, les ayuda con sus lecciones y
les da la educación pertinente; va al mercado y compra los alimentos; cuando
hay que hacer reparaciones, las hace, y cuando hay que repintar las paredes,
también lo hace; saca agua del pozo y se encarga de la huerta; también atiende
a mi anciana madre y, a veces, va a casa de sus familiares a echarles una mano.
-¿Y tú qué haces? –le preguntaron intrigados a Nasrudín.
-¡Ah, amigos, yo soy el verdaderamente importante! Yo soy el
que investiga si Dios existe o no.
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