martes, 28 de mayo de 2013

Invertir en felicidad

Hace tiempo tuve una pesadilla, el caso era bastante raro y sencillo a la vez, me daba por fastidiar a la gente. En el sueño estaba fastidiando a las personas, haciendo lo contrario de lo que me pedían, molestando, retrasando, estorbando. Y no entendía mi comportamiento. Además que lo pasé un rato mal, porque no es agradable ser un porculero amargado. Ahí es donde encontré el sentido al sueño, estaba amargado, por eso molestaba a los demás, porque no estaba a gusto conmigo mismo.

Me desperté y agradecí el sueño, porque seguro que os parece una tontería, pero me vino muy bien vivirlo en mis carnes para entenderlo. Es una posibilidad, pero me parece muy interesante: "Cuando uno está amargado es cuando hace más daño a los demás". No entendía por qué algunas personas tenían ese ánimo por fastidiar gratuitamente. Cuando uno está feliz, de natural nos sale ayudar a los demás, aparte que nos ahorramos la parte de añadir nuestro fastidio al mundo.

Me parece muy interesante entonces el concepto de felicidad personal y su doble efecto en la felicidad global, si eres feliz tiendes a ayudar a los demás y sumar a su felicidad y a la felicidad global. Además, a la vez estás restando malestar global. Le veo sólo ventajas a lo de ser feliz, disfrutas más, sumas al mundo... no tiene pegas!


Ahhhh, claro, que todos queremos ser felices, que cómo se consigue eso?? ya, bueno, pues en ello estamos, que uno no lo tiene todo andado, además creo que la felicidad no es algo universal y estandarizado que sirva igual para todos, creo que es muy personal de cada uno, lo que a mi me hace sentir felicidad no tiene porqué ser efectivo para todos. Además hay que tener cuidado con las trampas de la felicidad...

El caso es que la felicidad creo que está muy mal entendida o incluso confundida. Se confunde la felicidad con satisfacción, con placer, con deseos cumplidos... Hoy pensaba que muchos de los males de las sociedades que vivimos vienen de intentar equiparar ausencia de insatisfacciones a felicidad. Creo que parte de la rueda del consumismo está movida por el ánimo de evitar las insatisfacciones. Me explico. Compramos cosas porque nos sentimos insatisfechos, o comemos en exceso por el mismo motivo. Y esto no es sólo una reflexión mía, en palabras de un experto en publicidad: “vendemos más cuanto más insatisfacción hay en el público, mi trabajo como publicista es crear insatisfacción en las personas”. Consumimos innecesariamente esperando que nuestra insatisfacción desaparezca. No nos preguntamos por la causa de la insatisfacción, que es un síntoma de que algo no marcha bien. Sino que esperamos que aplacando el síntoma, la insatisfacción, nuestra vida ya mejore. Lo mismo hacemos con la salud, por cierto, otro tema interesante a tratar.

La pega de esto es que el bienestar suele durar muy poco, la insatisfacción vuelve, y como nos funcionó la técnica del consumo durante un tiempo pues volvemos aplicarla. Volvemos a consumir y entonces entramos en la rueda de consumo, tener o consumir cada vez más cosas. Y entonces nos vemos obligados a hacer determinadas cosas para conseguir el dinero que nos permita adquirir esas cosas que consumimos. Y lo peor será que cada vez funciona menos la técnica de consumir para apagar la insatisfacción porque cada vez nuestra manera de vivir tiene más papeletas para provocarnos un malestar que percibimos como insatisfacción.


La reflexión de hoy es que algunas personas no vivimos la vida, la consumimos. Nos llenamos la vida de cosas, actividades, tareas, objetos, personas, obligaciones, aficiones... nos ocupamos la vida esperando no sentir insatisfacción. Y es entonces cuando parece que las técnicas de meditación y similares nos ayudan a descubrir que la causa de nuestra insatisfacción es que no estamos llevando la vida que queremos, que estamos malviviendo. Estamos desperdiciando nuestra vida, nuestra oportunidad de hacer algo realmente grande con ella. No estamos desarrollando nuestras pasiones y nuestros verdaderos deseos profundos, más allá de darnos esos caprichos superficiales. Suena muy típico, pero párate a pensarlo unos segundos, seguro que tienes algún sueño que quisieras hacer realidad, uno personal que significa realmente algo para ti. Más allá de esos grandes sueños de los anuncios tú quieres hacer algo que realmente te aporte la sensación de que tu vida está siendo bien vivida. Vivimos por y para las emociones, o sensaciones si quieres :)

Hace mucho tiempo que oí hablar del movimiento slow, hacer menos cosas cada día, vivir más despacio, y sobretodo saborear la vida. Creo que ha llegado mi momento para ello. He oído una y mil veces que la zanahoria de la felicidad va a seguir un palmo delante de tus narices por mucho que corras, que no es esa la manera de ser feliz, pero quizá me hacía falta oirlo mil veces, escucharlo cientos, replanteármelo de diferentes maneras hasta por fin entenderlo y hacerlo mío, pasar de leerlo a vivirlo. Esto me ha reconciliado también con la técnica de repetición, que sí, que ya lo he entendido a la primera, ¿por qué me lo repites más veces? Porque lo habrás entendido, pero aún no lo has hecho tuyo, aún no lo vives. Hay mucha diferencia entre decirlo y vivirlo, todo un mundo.


Rememorando mi vida creo que las etapas de mayor consumismo sin sentido coinciden con los peores momentos de insatisfacción personal, y los momentos de mayor bienestar personal con los momentos de mayor ayuda a los demás. Creo que las personas felices aportan mucho más valor al mundo que personas insatisfechas que adoptan comportamientos poco sostenibles.

Cuando vivía muy amargado estuve a punto de comprarme un home cinema de 300€ “porque yo me lo merecía, porque podía, y porque me daba la gana.” Menos mal que en la cola de caja me dí cuenta de que no tenía ni tiempo de ver películas tranquilamente, que el home cinema no me iba a solucionar el problema... ese fue un gran momento de inflexión en mi vida. Me dejé absorber por la sociedad de consumo, trabajaba tantas horas y tantos días que se acababa el mes y casi ni había tocado el sueldo, tenía entonces mucho dinero y mucha insatisfacción con mi vida, no veía sentido a mi quehacer diario más allá que permitirme todos los caprichos que se me ocurrieran, con la pega de que no tenía siquiera tiempo para ellos... Una etapa de mi vida que ahora agradezco porque al vivirlo personalmente puedo entender en parte la vida de otras personas que sufren y sus comportamientos.

Pauta explicativa damas y caballeros, pauta explicativa, todo es pauta explicativa, la vida no es como es, es como nos la explicamos a nosotros mismos. Esa es la aplicación de “mente sobre la materia”, interpretamos la vida, no la vemos como es, la interpretamos; y podemos elegir la interpretación que nos haga más felices, o no...

Yo creo que la felicidad es un bien expansivo, que al compartirse crece... así que a disfrutar la vida!! :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario