Sigo reflexionando sobre el
aprendizaje, ese magnífico poder que tenemos que nos permite
realizar casi cualquier cosa que otra persona sea capaz de hacer.
Reflexiono sobre el papel del maestro y el papel del aprendiz, sobre
cómo se produce el aprendizaje, esta adquisición de nuevas
habilidades o conocimientos, y la responsabilidad de cada parte en el
proceso. Y quiero agradecer a todas las personas que me han permitido
participar en este proceso tanto en un papel como en el otro.
Ya hemos tenido algunos exámenes, mis
alumnas y alumnos han aprobado su examen de acceso a la universidad
para mayores de 25 años, nos llaman y nos dan las gracias a los
profesores, se agradece el gesto y la alegría de saber que triunfan;
y una vez más les recordamos que el mérito es todo suyo, el trabajo
es suyo, el triunfo es suyo. Nosotros sólo hemos estado para
ayudarles y acompañarles en el proceso de aprendizaje, no hemos
hecho más que facilitarles los conceptos y procesos para que ellos
los hicieran suyos, lo que se entiende por aprender. El examen lo
aprobaron ellos, no nosotros.
Les contaba hace tiempo que el examen
de acceso es un muro que tienen que superar, que yo no puedo bajar la
altura del muro, que no puedo colocarles una escalera en el muro y no puedo subir el muro por ellos. Como ya subí ese muro y otros muchos,
en el proceso aprendí trucos, desarrollé habilidades que me
ayudaron a superarlo y eso es lo que puedo ofrecerles, mis trucos,
mis entrenamientos y estar a su lado mientras ellos se entrenan.
No entraré a valorar cómo entienden
otras personas el oficio de maestro, profesor o instructor. Yo he
encontrado la manera de realizarlo que me permite disfrutar cada día.
Para mí no se trata de repetir una vez más lo mismo que otras
tantas personas han dicho a lo largo del tiempo, para mí se trata de
entender qué es lo importante, qué es lo esencial y qué cosas son
detalles accesorios. Para enseñar algo creo que es importante tener
muy claros los fundamentos de lo que pretendemos enseñar. Y luego,
viene el gran reto, reconociendo que cada persona es diferente,
contar con un abanico de diversas maneras de exponer la materia para
que todos los aprendices sean capaces de hacerlo suyo.
Esta es la parte que más me gusta,
cuando ves que hacen suyos los conocimientos, que dejan de ser
palabras, dibujos y símbolos para empezar a ser ideas, procesos y
conceptos en sus mentes con los que pueden jugar y abrir paso a
nuevos campos de aprendizaje. Y esto a veces es fácil y lo pillan a
la primera, con la primera manera que escogiste para explicarlo. Y
otras veces no es así, y entonces es un reto ponerte en su lugar,
intentar comprender su mente y su proceso de aprendizaje, intentar
ver la vida a través de sus ojos y sus sistemas de pensamiento; y
esto es lo que más me apasiona.
Ahí es cuando el maestro sigue
aprendiendo cada día, cuando se pone en el lugar del aprendiz,
cuando hace por ver la vida o la materia desde sus ojos, con las
circunstancias propias de cada uno de ellos. Esto es una gran
aventura que te permite descubrir nuevas maneras y enfoques de ver
algo que ya dabas por comprendido y entendido, redescubres lo que sea
que intentas enseñar y descubres también nuevas maneras de ver y
entender la vida.
Y como en todo, la práctica hace que
mejoremos en lo que sea que estemos practicando. Y por tanto estoy
muy agradecido a todas las personas que me han permitido acompañarles
en el proceso de aprendizaje. Las personas que me permitieron dar mis
primeros pasos intentando explicarles algo que desconocían, las
personas que hicieron suya mi pasión por entender la vida y sus
procesos. Las personas que luego me han elegido para que les acompañe
en su proceso de aprendizaje, las personas que cada día me muestran
cómo funciona su mente, para que entendiendo su manera de ver la
vida les pueda indicar cómo manejarse en un terreno que desconocen.
Y así, cada día que enseñamos algo,
estamos aprendiendo nuevas cosas, nuevas maneras de verlo, nuevas
maneras de comprenderlo, nuevos puntos de vista, nuevas conexiones
entre elementos. Y esto no sería posible sin personas que quisieran
adoptar el papel de aprendices y dejarnos ser sus guías, profesores
y maestros. Gracias a su participación nosotros podemos seguir
reuniendo trucos, habilidades y herramientas que nos permiten
desempeñar aún mejor este oficio que me apasiona.
Sin aprendices no habría maestros, sin
práctica y experiencia no habría veteranos ni experimentados. Y en
este proceso, si queremos y estamos atentos, aprendemos, ganamos y
mejoramos todos.
Me considero un privilegiado por poder
enseñar las materias que más me apasionan, como son la escalada,
biología, química, física, matemáticas, medio ambiente, anatomía
y fisiología, bioquímica y biología celular, telas aéreas... y
ahora nuevamente volver a enseñar a jugar a las cartas Magic :) Me
siento muy afortunado también porque mis aprendices me aprecian como
soy, con mis chistes remalos, con mis ejemplos absurdos que luego
recuerdan en mitad de un examen, y ya saben que eso es un truco para
que lo recuerden mejor... ;)
Y la mayor de las suertes es enseñar a
quien disfruta de aprender. Como bien dice la frase, quienes aman
enseñar, enseñan a amar aprender. Gracias por permitirme vivirlo cada día :)
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