Procrastinación, quizás
no has oído esta palabra o no sabes qué significa, según
Wikipedia: “La procrastinación (del latín:
pro, adelante, y crastinus, referente al futuro),
postergación o posposición es la acción o hábito de
postergar actividades o situaciones que deben atenderse,
sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o
agradables.”
¿Fácil verdad?
Básicamente es dejar de hacer lo que sabemos que tenemos que hacer
por ir haciendo antes cualquier otra cosa que nos resulte más
agradable o satisfactorio aunque sea totalmente irrelevante y no
sirva para nada. ¿Esto significa que somos tontos? Yo creo que no,
lo que significa es que tenemos alguna fisura o debilidad en nuestra
disciplina o en nuestro compromiso con nuestros objetivos. Disciplina entendida como nuestra capacidad de elegir lo
que más queremos sobre lo que queremos ahora. Vivimos en unos
tiempos en los que confundimos términos, una de las confusiones más
comunes es pensar que placer y felicidad son lo mismo. De este modo
hacemos cosas que nos producen placer y pensamos que eso es felicidad
o al menos el modo de obtener la felicidad.
También creo que algunas personas no han comprendido
lo mismo que yo de la frase “Carpe Diem”, según
Wikipedia: “Carpe diem es una locución latina que literalmente significa 'toma el día', que quiere
decir 'aprovecha el momento', en el sentido de no malgastarlo”.
Creo que hay muchas personas que diciendo vivir el “espíritu Carpe
diem” se dedican a malgastar su día en placeres vacíos, en vez de
dedicar su día a lo que de verdad importa. ¿Qué es lo que de
verdad importa? Esta pregunta tiene tantas respuestas como personas y
momentos, así que es algo que cada cual tendrá que responderse a sí
mismo bastante a menudo.
Igual no sabíamos nada
de la procrastinación, pero creo que sí habíamos experimentado
alguna vez esta sensación de perder el tiempo, de no haber hecho
absolutamente nada relevante en una mañana, en un día o en
cualquier otra porción de tiempo, y creo que sí sabemos qué son
los ladrones de tiempo y cuáles son los nuestros. No es necesario
haber leído Momo y saber quienes son los hombres grises para saber
que hay varios ladrones de tiempo entre nosotros, y no todos son
personas, lo más común es que sean cosas. Cosas que hacemos para
quitarnos esa sensación de vacío, de aburrimiento, de miedo, de
inseguridad, de duda... o cosas que hacemos rutinariamente sin darnos
cuenta de la importancia o total falta de ella que tienen en nuestra
vida.
A medida que avanza la tecnología tenemos nuevas
posibilidades, nuevas herramientas fantásticas y nuevas
distracciones, nuevos ladrones de tiempo. Podemos pasarnos una mañana
entera refrescando la bandeja de entrada del email, atendiendo
cualquier mensaje de Whatsapp, revisando indefinidamente las visitas
de nuestro blog o canal de Youtube, dando vueltas y más vueltas a
las novedades de Instagram, Twitter, Tuenti y/o Facebook. Y esto sólo
para poner un ejemplo de las más habituales en mi día a día.
Estas pueden ser unas
magníficas herramientas o unos tremendos lastres para nuestra
productividad, lo mismo que nuestra mente e imaginación, magníficos
sirvientes y terribles amos. Esto me recuerda una frase que me gusta
mucho, “Usemos nuestra imaginación para crear nuestra realidad
mejor que para escapar de ella”. Todas las herramientas que tenemos
podemos usarlas para potenciarnos y dar lo mejor de nosotros mismos o
perdernos en ellas. Hay cosas que para mí llamo los “toboganes o
caídas fáciles”, son esas cosas en las que podemos dejarnos caer
fácilmente y que suavemente nos llevan hacia abajo, entendiendo
hacia abajo como un menor rendimiento o aprovechamiento de nuestra
vida.
En algún momento estaré a favor de dejarnos caer, de fluir
como el agua hasta la posición más baja y estable, fácilmente y
sin esfuerzo. También hay momentos en los que toca subir y
esforzarse en alcanzar algunas cimas para luego poder disfrutar de
una gran bajada o hacer ahí un campamento base donde quedarnos o
desde el cual emprender nuevas aventuras.
Uno de los hábitos más
importantes que conozco, aparte de la actitud proactiva y positiva y
la visión de aprendizaje y oportunidad, es saber relativizar las
cosas y valorar cada cosa en su medida. Saber qué es lo importante,
y saber organizar un orden de prioridades, poner primero lo primero.
Me considero un hombre ordenando y me organizo por objetivos y
tareas, y hasta ahora me va bien así. Me parece lógico dividir las
grandes tareas en pequeñas tareas, aprendizajes de jugador de
videojuegos, acostumbrado a dividir las grandes quests en misiones
más pequeñas; a identificar y pasar por los checkpoints o metas
parciales que nos conducen a la meta final.
Sabiendo dónde quieres
llegar toca elaborar una ruta hasta allí, identificar los hitos que
te van a ayudar a guiarte, y ponerte en marcha!! De poco te vale toda
la visualización de un gran sueño o proyecto, de poco te vale
aplicar toda la ley de la atracción sino aplicas la suprema ley de
la acción. Como decía, no somos tontos por procrastinar, lo que
pasa es que nos demoramos en los fáciles placeres inmediatos y
retrasamos nuestro avance hasta nuestras verdaderas metas y
objetivos. Está bien apreciar los placeres del camino, detenerse a
oler las flores, pararse a apreciar las vistas, tú decides cuándo
quieres continuar tu camino y hasta cuándo quieres detenerte en cada
punto. Haz tu camino a tu gusto, disfrútalo!
Puedes leer más entradas
relacionadas con este tema como: A largo plazo y
¿Qué esperas de la vida? pinchando en las palabras de diferente
color. Si te ha gustado esta entrada seguro que te gusta mi primer
libro ya publicado en papel: Un filósofo de campamento, puedes pinchar aquí
para descubrir cómo hacerte con ello, leer su prólogo y dos capítulos de
muestra. Gracias por dedicarme tu tiempo, espero que lo que has leído
te ayude a disfrutar más de tu vida! :)
Muy buenas Dani!
ResponderEliminarQué razón tienes! De hecho se dice, se estabelce que hay tres tipos de proyecto de vida: de satisfacción inmediata, de poder y de servicio. El de satisfacción inmediata pro lo visto, es aquel en el que se busca eso, un placer en ese momento justo, es la búsqueda de las sensaciones tales como el sexo, el contentuelo del borracho, el subidón de una droga y suele traer vacío a largo plazo...Este era el más de moda años atrás.
El Proyecto de poder, busca la superación, el ascenso en la escala jerárquica, la independencia, el control. Este es el que está de modo ahora, a través de disciplina, se trata de mejorar y ser lo mejor posible en uno o o una gran variedad de ámbitos.
Por último, el proyecto de servicio o entrega. Si sólo se llevase uno a cabo, este es el que más plenitud aportaría. Se trata de querer, de buscar la felicidad de una o varias personas que te rodean, se trata de cuidar, de hacer algo, de sentirse útil y disfrutar con la felicidad del otro.Pero nunca se debe llegar al punto en que en esa entrega uno se pierda así mismo.
También se afirma que, un proyecto de vida que llene plenamente la vida de una persona debe tener una combinación de cada, no a partes iguales, sino una media ponderada, la proporción adecuada.
Haces muy bien en pararte a reflexionar, es fácil perderse y tender a uno u otro y difícil encontrar en equilibrio.
Un besele!
Uhm! Qué buenas palabras! No sabía o no recordaba esta clasificación en tres proyectos. Estoy muy de acuerdo con encontrar la proporción adecuada, hay una frase al respecto que aún me cuesta "Quien no vive para servir, no sirve para vivir" :)
EliminarGracias por regalarnos tus palabras!! Feliz día maravilla :)
A nosotros nos lo contaron en el máster de profe, para ayudar a nuestros jovenzuelos encontrar su propio proyecto :)
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