Todos hemos oído decir que el dinero
no da la felicidad, pero que produce una sensación tan parecida que
es fácil confundirla, o que preferimos llorar en un Ferrari...
Quizás la más adecuada de las frases que relacionan felicidad y
dinero sea aquella que dice “El dinero no trae la felicidad, pero
la miseria tampoco”. Hace tiempo que reflexiono sobre la felicidad
y su relación con el dinero. Muchas personas, jóvenes sobre todo,
han llegado a relacionar rápidamente ambos conceptos, y si bien
pueden tener puntos comunes, no creo que estén estrechamente
relacionados.
Esto es fácil de ver si nos remontamos un poco en el
tiempo, la acuñación de la moneda se sitúa en el siglo 6 o 7 antes
de Cristo, por lo cual el concepto de dinero entonces tiene menos de 3000
años... y digo yo que antes de que existiera el dinero las personas también eran felices o infelices... ¿con qué lo relacionaban
entonces?
Sobre la felicidad hablaremos mucho,
pues siendo uno de los objetivos principales del ser humano,
consciente o inconscientemente, creo que es bastante interesante y es
un concepto muy amplio y con muchos matices. Sirva decir que no
existe una única felicidad, incluso no existe una única felicidad
por persona, pues supongo que nosotros mismos habremos experimentado
diferentes tipos de felicidad a lo largo de nuestra vida y podamos
quizás identificar de manera clara al menos 3 felicidades
diferentes. Hoy nos vamos a centrar en la relación que puede existir
entre felicidad y dinero, o lo que más curioso me resulta, ¿por qué
hay quienes pretenden utilizar el dinero como indicador de felicidad?
De las cosas que he observado que más
satisfacción nos reporta a los seres humanos es la sensación de
avance y progreso, nos gusta sentir que mejoramos, que crecemos, que
avanzamos, que nos superamos. Quizás sea una manera de entender que
estamos empleando adecuadamente nuestro tiempo de vida. De los
motivos mayoritarios de hastío y abandono en el trabajo o en los
estudios es la sensación de aburrimiento por no avanzar, no aprender
nada nuevo, no progresar. Y aquí es donde creo que el dinero le ganó
un pulso a la felicidad, el dinero es fácilmente cuantificable.
Puedo contabilizar al detalle cuánto
dinero tengo, y puedo seguir midiéndolo a medida que pasa el tiempo. Si un mes tengo más dinero (o menos deudas) que el mes anterior,
siento que avanzo en ese campo, si cierro un año con más dinero que
el año anterior puedo creer que el año ha sido mejor y sentir que
progreso. O puede que no tenga relación alguna con la calidad de mi
vida, pero al menos hay unos números que puedo comparar y analizar, tengo unos datos a los que referirme.
La felicidad, hoy por hoy, creo que tiene un pequeño inconveniente
para ser medida, o al menos no he encontrado aún la manera de medir
mi felicidad para saber si hoy soy más feliz que ayer, si esta
semana más que la pasada, que el mes anterior, o que hace dos
años. ¿También os pasa a vosotros o sabéis cómo medir la
felicidad?
Químicamente podemos medir la
felicidad tomando muestras de sangre y contabilizando endorfinas,
hormonas y neurotransmisores que tan de moda están ahora como la
serotonina, la feniletilamina o la oxitocina. También podemos
analizar qué zonas del cerebro presentan mayor actividad o
desarrollo y relacionarlo con el bienestar, satisfacción y
felicidad, pero no creo que todos tengamos al alcance estas
herramientas a diario, quizás en un futuro sí podamos tenerlas y
llevar un registro de nuestros niveles medios de serotonina diarios.
Si seguimos esta línea de pensamiento
quizás podamos ver que nuestra felicidad no es tan fácil de
contabilizar y gestionar como el dinero, y tristemente creo que es
por eso que muchas personas han decidido orientar sus vidas en torno
a algo más controlable como es el dinero. Supongo que no hace falta
que diga que es excepcionalmente raro que esas personas sean las más
felices que conocemos y normalmente son las que mayores tasas de
decepción, depresión y suicidios presentan.
Esto también creo que es debido a la
publicidad y la idea de felicidad que nos venden, como ya hemos
comentado en la entrada Invertir en felicidad,
publicidad, insatisfacción y consumo están muy relacionados.
Seguiremos reflexionando sobre la felicidad en futuras entradas como
Copiando felicidad y Crear o encontrar la felicidad.
Recuerda que no vivimos la vida tal y
como es, sino que vivimos la vida tal y como nos la explicamos a
nosotros mismos, es lo que en psicología se llama pauta explicativa.
Cambiando nuestra manera de pensar cambiamos nuestra vida, y eso
siempre está a nuestro alcance :) Feliz caminar!
Brillante e inspirador como siempre Dani!
ResponderEliminarGracias titán! Me alegra que te sirva, a disfrutar! Pura Vida!! :)
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