Una de las cosas que me resulta muy
curiosa de las páginas de búsqueda de pareja por internet es la
importancia que le dan a las fotos que sube cada usuario; eso y las
fotos que subimos a nuestras redes sociales. A lo largo del día
entro en contacto con muchos perfiles desconocidos a través de
diversas redes sociales y lo primero que veo es el nick que han
elegido y la foto de perfil que tienen, es curioso cómo nosotros
solos nos organizamos en grupos y nos afiliamos a diferentes tribus.
Otro día reflexionaré sobre ello, hoy voy a compartir un par de
ideas que ya he compartido esta mañana con mis alumnos sobre la
importancia de la imagen en esta sociedad que estamos sosteniendo.
A la hora de escoger posible pareja,
¿Hacemos un filtro estético? ¿Descartamos algunas personas por su
físico o la foto que nos muestran? ¿Y somos por ello superficiales?
¿Eso es malo? Hace tiempo que le doy vueltas a la importancia
estética, al físico y la imagen de las personas. Supongo que muchos ya seremos
conscientes de que el físico normalmente es algo que se pierde con
la edad, tiende a ir deteriorándose y por tanto basar nuestras
decisiones en algo caduco y temporal no parece lo más inteligente.
No obstante, y perdonadme si me equivoco, creo que todos hacemos de
manera consciente o inconsciente un filtro estético, físico y
superficial, por el sencillo motivo de que la apariencia externa
suele ser lo primero que podemos conocer de otra persona. Bienvenidos
una vez más a las reflexiones obvias que tanto me gustan.
Hace unos días reflexionaba sobre la
posibilidad de poder descubrir en la cara de las personas si son
amables, si son depresivos, amargados de la vida, histéricos,
adictos a la tele basura, conciliadores, divertidos, optimistas,
adictos al gimnasio, incapaces de vivir sin su madre... ¿Sería
genial poder obtener esa información con sólo mirar a la cara de
una persona? No es una idea original mía, hace mucho que se pretende
llegar a ello y se utiliza en los procesos de selección de personal.
Algunas de estas características nos podrían aportar muchísima
información relevante para nuestra elección de pareja potencial.
Algunas cosas sí que podemos deducirlas de sus gestos o expresiones,
muchas cosas podríamos apreciarlas en apenas unos minutos de
conversación. Supongo que en esto radica parte del éxito de los
eventos de citas rápidas, en cinco minutos de conversación podemos
aplicar nuestros filtros más relevantes y hacernos una idea general
de la persona con la que estamos tratando.
La semana pasada leía que una de las
diferencias entre la vida de los veintitantos años y la de los
treinta y tantos es que dejamos de buscar parejas a las que les
gusten las mismas películas o música que a nosotros por empezar a
buscar parejas que compartan el mismo plan de vida o valores. Por las
experiencias de mi entorno añadiría la bonificación de simplemente
“tener un plan de vida”, creo que somos muchos los que estamos
perdidos sin plan, ni boceto, ni líneas generales... Y parece que
otros muchos tienen toda su vida planeada al dedillo con los puntos
de control y las paradas para repostar. Hace tiempo yo era uno de
esos, creía tener mi vida planificada a la perfección (al menos en
líneas generales) y estar siguiendo el plan según lo establecido.
Cuando crees tener todas las respuestas, llega la vida y te cambia
las preguntas. Lo bueno es que los valores suelen ser pilares en los
que seguimos cimentando nuestra persona y aguantan cualquier
remodelación del plan anterior.
Volviendo a nuestro filtro estético
primario, ¿este filtro superficial nos ayuda o nos entorpece? Pues como siempre,
la respuesta es: depende. Depende de cómo lo usemos, de lo estrictos
que seamos con ello, y con lo bien que nos haya servido hasta la
fecha. En mi caso me gustan las sonrisas bonitas, quiero creer que es
algo que resiste el paso de la edad. No las sonrisas falsas tipo Pan
American que sólo alcanzan los labios y con suerte los dientes, hablo de las sonrisas de verdad, las que brillan en los ojos. Es algo externo que
nos ofrece un poco de información interna, la sinceridad, la
facilidad, si tiene costumbre de sonreír... huyo de personas que no
tienen arrugas en los ojos ¿cómo viven su vida para no sonreír?
Otra de mis manías curiosas esta provocada por mi pasión por la
escalada, me fijo en los brazos de las personas, no puedo evitarlo,
lo hago de manera inconsciente. Me fijo en los codos, manos y
hombros, y automáticamente valoro si escalan o serían capaces de
hacer dominadas. Hace diez años que me pasa y me sorprendí bastante
al darme cuenta de ello. Una vez me presentaron a una chica guapísima
y al ir a darle dos besos le tomé el codo y me quedé helado, “Con
este codo tan pequeño no puede con su propio peso! Esta chica no
escala ni hace nada con sus brazos!” Mi vida es así de cómica.
¿Cuáles son vuestros filtros superficiales y que información
relevante interna os aportan?
La entrada de hoy es para romper una
lanza a favor del filtro superficial, simplemente porque es lo
primero a lo que tenemos acceso. No nos consideremos superficiales
por valorar la apariencia de una persona, también forma parte de la
persona, creo que es hipócrita decir que el físico no tiene
importancia. Como en todo, cada persona ajustará la importancia que
tiene la apariencia en su escala de valores y actuará en
consecuencia. Así que sí, las fotos y la apariencia nos van a
ayudar a conocer a las personas, podremos saber cuánta importancia
le concede cada persona a la estética. Las fotos que escogen mostrar también nos
hablarán de eso mismo, la imagen que quieren mostrar al exterior, no
necesariamente lo que son, sino lo que quieren ser. No nos llevemos a
desengaños, lo que vemos es lo que vemos, no lo que es.
Seguiremos coleccionando ideas que nos
sean útiles para este propósito, feliz camino! :)
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